Huerta y jardín saludables

La sanidad orgánica o ecológica se basa en la prevención, y, al igual que si defendiéramos una fortaleza, vamos sumando barreras para mantener nuestras plantas sanas y vigorosas. Aquí te enseñamos cómo hacerlo. Por Gabriela Escrivá

Los problemas más comunes de la huerta o el jardín, que luego derivan en el ataque de una plaga o una enfermedad, se deben a factores de fácil solución, como por ejemplo: falta o exceso de riego, carencia de drenaje, compactación del suelo, problemas de circulación de aire entre las plantas o escasez de nutrientes, entre otros.

Monitoreos regulares o “paseos por esos espacios” serán la clave para descubrir los posibles inconvenientes que podrían derivar en problemas futuros.  Estas “incursiones” nos permitirán advertir cuándo el número de pulgones comienza a ser preocupante, los daños provocados por los caracoles o las visitas de hormigas negras a las plantas.

¿Qué observamos?

Antes de dar un “diagnóstico”, deberíamos aprender a examinar nuestras plantas.

• Las hojas: mirar los márgenes, la cara y el dorso de la lámina, los cambios de coloración, las modificaciones de textura, los posibles enrulamientos, agujeros, manchas, daños, huevos o insectos.

• Los tallos y las cortezas: examinar el cuello de la planta desde el suelo hasta el extremo apical. Observar daños, insectos adheridos, secreciones pegajosas, costras, lesiones mecánicas o cortes.

• Las raíces y el suelo circundante: inspeccionar si las raíces no se encuentran sobre la superficie, si la planta fue mal trasplantada, si el suelo está muy compactado o si falta mulch o cobertura natural. Cuando advirtamos que la planta está muy debilitada, es conveniente retirarla y mirar detenidamente sus raíces: ¿presentan nódulos?, ¿hay huellas del ataque de una plaga?, ¿se observan huevos, larvas o insectos?

• Flores y frutos: mirar los pétalos y la zona de su inserción. Fijarse detenidamente en la piel de los frutos para advertir si presentan coloraciones específicas, costras, agujeros, capas de hongos, huevos o insectos. Nos preguntaremos si el tamaño del fruto es el adecuado a la especie o variedad.

Con los datos recabados, podremos comenzar a solucionar los problemas de mantenimiento y los daños provocados por vientos, exceso o falta de sol y riegos, entre otros. Las primeras medidas a tomar ante una plaga siempre deberían ser las más simples, como retirar a mano los caracoles, cortar los extremos de las habas con pulgones o aplicar chorros de agua a presión sobre sus colonias. Si como primera medida aplicamos un producto natural con poder insecticida, también mataremos a los insectos controladores de plagas.

Soluciones naturales

Cuando ya se han tomado todas las acciones preventivas y de manejo correcto, y aún persiste el problema, hay que recurrir a la lucha directa. Estas son algunas soluciones que no acarrean problemas de toxicidad a la planta ni al entorno.

• Purín de brotes de tomates: en primavera nacen multitud de pulgones, y la naturaleza nos brinda la solución para su control. En la huerta, es justamente el lugar y el momento en que a los tomates se les quitan los brotes axilares.
  Preparar un purín con 50 g de brotes axilares por litro de agua. Colocar  los brotes y el agua en un contenedor, y cubrir  con un elemento que permita la circulación del aire. Agitar el purín diariamente y a los catorce días ya estará listo. Para aplicarlo, es conveniente filtrarlo, y se pulverizará sin diluir.

• Purín de cebolla: este purín es muy utilizado por los productores orgánicos ya que controla y previene de forma muy efectiva el ataque de hongos. Para su preparación, se utilizan las cáscaras que cubren el bulbo y las hojas. 
  En un contenedor se coloca 50 g de hojas y cáscaras por litro de agua sin cloro.  Se  deja fermentar la preparación por tres o cuatro días, y se la aplica alrededor de los árboles y sobre las plantas susceptibles de ataques fúngicos, incluso, sobre las ornamentales. Si hemos sembrado zanahorias, también podremos aplicarlo ya que además, previene y controla el ataque de la mosca de este tubérculo.

• Alcohol de ajo: para su preparación necesitaremos cinco dientes de ajo, 500 cm3 de alcohol, 500 cm3 de agua. Licuar, filtrar y guardar en la heladera la preparación. Diluir una parte del producto en cinco partes de agua y pulverizar el follaje o el suelo. Tiene acción insecticida, repelente y fungicida.

• Solución de café: una forma eficaz de repeler el ataque de babosas y caracoles es recurrir a las pulverizaciones de café sobre el suelo y las plantas susceptibles de sufrir dichas plagas (repollos, lechugas, espinacas y acelgas).  La cafeína, tóxica y amarga, será la clave. Se utiliza en concentraciones bajas, por lo tanto, pueden aprovecharse los restos del filtrado de café y hacer una segunda infusión. Diluir 100 cm3 de café en un litro de agua, y aplicar en el suelo y en las hojas de las plantas.

• Solución de yogur: una solución al 5 % de yogur previene del ataque de hongos en un otoño húmedo y fresco.  Esta preparación cambia el pH en la superficie de las hojas y evita la instalación de los hongos. Se recomienda aplicar semanalmente como preventivo.

• Agua: a veces es suficiente aplicar agua sobre las colonias de pulgones, con un rociador de abajo hacia arriba.  Si no es un ataque muy generalizado, esta debería ser la primera medida a tomar.

• Aceite hortícola casero: se utiliza para controlar plagas que hibernan en forma de pupa o huevo.  Se mezclan 200 cm3 de aceite de soja con una cucharada de jabón líquido. Diluir una cucharadita del preparado en 200 cm3 de agua, para aplicar por pulverización sobre las plantas.

• Propóleos: tiene efectos fungicidas y antivíricos. Utilizado en bajas dosis, estimula el desarrollo vegetal.  La tintura se prepara diluyendo 20 g de propóleos en 80 cm3 de alcohol.  Para su aplicación, se diluyen 2 cm3 de tintura por litro de agua.

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