Distribución de estos cultivos y cuáles son las estrategias elegidas por los floricultores para la obtención y comercialización de dichas plantas. Por Gustavo Sánchez*
En la Patagonia norte, los productores y comercializadores de plantines florales se concentran en la periferia de los principales centros urbanos. La producción propia es complementada con productos adquiridos en el Gran Buenos Aires y otras áreas productoras del país. En la región cordillerana, se distinguen la zona de Bariloche y El Bolsón (Río Negro) y Esquel - Trevelin (Chubut). En la Región del valle del Río Negro, Neuquén y Centenario (Neuquén), y Cipolletti, Roca y Allen (Río Negro).
Los cultivos son desarrollados bajo cubierta durante todo el año, debido a las bajas temperaturas y a la amplitud térmica entre el día y la noche; principalmente, la producción de plantines florales, florales para macetas y, en menor medida, flores de corte.
Dentro de las clasificaciones que toman como referencia las características del cultivo, considerando los requerimientos ecológicos y morfológicos, las distintas especies florícolas se clasifican en anuales, que cumplen su ciclo biológico en un año; bianuales, tienen un ciclo juvenil más largo y requieren más de doce meses para completar su ciclo; y las perennes, que requieren más de dos años para culminar su ciclo y tienen distintas estrategias de resistencia al frío. Se suman también a estas consideraciones los requerimientos de las plantas según su estacionalidad y las demandas de luz, dentro de los que se encuentran los cultivos de verano/otoño, los de invierno/primavera y otros indiferentes al período del año.
La producción de plantines florales conlleva el uso intensivo de la superficie y de la mano de obra. Las diferentes líneas de mejoramiento genético de las especies ornamentales permitieron la eliminación de las características relacionadas con los procesos de dormición morfofisiológica presentes en las semillas.
El desarrollo de las tecnologías de cultivo, principalmente la utilización de sistemas de producción en bandejas multiceldas, el uso de sustratos adecuados, el riego y los programas de fertilización permitieron optimizar los ciclos de cultivo y la adaptación de los mismos a diferentes ambientes, a lo largo de todo el país.
La actividad florícola se viene especializando en las últimas décadas, tanto en la forma de producir como en la calidad de los diferentes productos que se obtienen; sin embargo, muchas de estas tecnologías requieren aún ajustes a las condiciones locales, la capacitación de los productores sobre su uso y un cambio en la gestión de los establecimientos florícolas.
Este proceso va generando una coexistencia de los distintos sistemas de producción y una diversificación de los tipos de establecimientos y el destino de su producción. Las estrategias elegidas por los productores para la obtención y comercialización de plantines florales difieren en el origen del material y los tiempos de trabajo dentro del establecimiento:
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Productores que adquieren los plantines producidos por empresas especializadas en su producción, en bandejas multiceldas, y que luego de varias etapas de reenvasado obtienen el producto comercial para la venta a viveros minoristas o al público en su mismo establecimiento.
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Productores que adquieren semillas de calidad de importación y producen plantines de especies anuales a partir de siembra en almácigos y repique a envases para su cultivo hasta obtener plantas de valor comercial, generalmente para venta en sus establecimientos.
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Productores que obtienen semillas propias a partir de la selección de plantas madre y técnicas de polinización cruzada, y posterior cultivo, a partir de siembra en almácigo y sucesivos repiques a bandejas multiceldas y envases individuales, para venta al por mayor, al por menor y venta al público.
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Productores que se dedican a la siembra, germinación y establecimiento de las plántulas utilizando semillas certificadas que aseguran algunas características importantes como altos porcentajes de germinación, viabilidad, vigor y homogeneidad en el tiempo de germinación. Su producto final es un envase multicelda.
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Productores que emplean la propagación agámica de especies herbáceas perennes a partir de material vegetal obtenido de plantas madre y utilizando distintas técnicas de cultivo. Obtienen plantas de calidad comercial para venta mayorista, minorista y al público en sus establecimientos. En el mundo, existe una tendencia a incrementar la propagación agámica en detrimento de la sexual en muchas especies en las que se pretende conservar características fijadas por selección.
La coexistencia de los distintos sistemas de producción, muchas veces dentro del mismo establecimiento, según la especie a producir, sumado a la extensión del territorio al que abastecen dentro de un mercado limitado y a un clima hostil, plantean grandes desafíos para el desarrollo del sector florícola en la región patagónica.
El ajuste de las tecnologías de cultivo, los tiempos de producción que amenazan la rentabilidad, la calidad de los productos, la comercialización y el acondicionamiento para el transporte a grandes distancias son aspectos en los que se deberá trabajar para incrementar y fortalecer la producción de florales en la Patagonia.
* Téc. en Viveros Gustavo Sánchez.
Docente de la tecnicatura en Viveros de la Universidad Nacional de Río Negro.