Sugerencias para diseñar patios

Tips relacionados con el proyecto de espacios destinados a niños y adolescentes. Cómo aprovechar al máximo estos lugares. Elección de macetas, plantas y mucho más. Por María Laura Vidal Bazterrica

Para algunas personas, los patios son simplemente el punto intermedio entre la casa y el jardín.  Mientras que, para otras, supone el foco de atención a la vida en el jardín. Es el espacio que une el afuera con el adentro, es decir, la arquitectura con el jardín.

En la antigüedad, era un lugar utilizado para el cultivo de hierbas medicinales y culinarias, junto con los cultivos de flores (como las rosas). Y nuestros patios coloniales tenían aljibes y geranios en macetas de barro.

Podríamos decir que los patios tienen un sabor meridional, y que suele denominarse así a esa área cerrada o habitación exterior abierta al cielo, pero rodeada de las cuatro paredes de la casa. Su uso, ornamental, utilitario o familiar, nos invita a recorrerlo, ya que crea una atmósfera de olores, sonidos, vistas… y  sensaciones únicos.

El estilo que elijamos debe acompañar siempre a la arquitectura de la casa, ayudar a resaltar las vistas importantes junto con las del jardín, y también, tapar las visuales antiestéticas que nos gustaría eliminar y no podemos. Debe ser práctico, con materiales de bajo mantenimiento, y las especies y macetas elegidas deberán responder a las necesidades del espacio y de los habitantes de la casa.

Una familia con niños necesita un patio despojado de elementos, que brinde un lugar para dejar los juguetes de los pequeños, las bicicletas, etc. Con esto no queremos decir que no pueda tener plantas, solo que debemos elegir aquellas que, por ejemplo, no sean tóxicas, no tengan frutos y no produzcan alergias. En cambio, para una  familia con adolescentes, el patio deberá contar con buenos asientos, ser fresco, tener agua en reposo, perfume y especies con cambios otoñales. Y, en general, para aquellas personas que disfrutan de realizar tareas de jardinería, este sitio se constituye casi en un trofeo para mostrar con orgullo a sus amigos y familiares. En él encontraremos especies más delicadas y exóticas, agua en  movimiento, juegos de luces y sombras, con un recorrido que nos lleve a un banco ideal para el descanso y la meditación.

Antes de vestir nuestro patio, es importante estudiar la orientación que tiene (las horas de sol y sombra), su microclima (incluso, el viento y las heladas). En verano buscaremos que nos dé sombra y frescura, mientras que en invierno,  se privilegiará la entrada de los rayos del sol y de la luz.

El secreto para sacar el máximo partido de un espacio limitado reside en su cuidadosa planificación:

• Muros, vallas y puertas de piedras; ladrillo, hormigón, madera, gruesas cañas de bambú pueden añadir su encanto a estos ámbitos.

• En las paredes, los colores oscuros achican el espacio, y el blanco refleja mucho los rayos del sol.

• Para el solado, tenemos varias alternativas, como canto rodado, lajas, baldosas, adoquines, ladrillos, piedras, bolas, granza, losetas de hormigón, cemento alisado y maderas. Trabajar con la mezcla de dos de estos materiales hará que el piso no resulte demasiado homogéneo y “aburrido” a la vista. Sobre todo, debe ser de bajo mantenimiento, con buen declive y drenajes, y  con rejillas perimetrales.

• El mobiliario depende del estilo del patio. Pueden lucir desde elementos cálidos, como la madera, hasta modernos, como los de aluminio.

• Las macetas son tan protagonistas como las plantas. Nunca deben competir con las especies vegetales, sino acompañarlas. Es ideal que sean del mismo material y diseño, y jueguen con diferentes medidas y formas. Si las macetas son de un diseño impactante, es conveniente que la vegetación sea sencilla y uniforme (caso contrario, hay que trabajar más las diferentes texturas y colores del follaje). Sugerencia: cada treinta días, girar las macetas 180 grados para que  la planta no forme “espalda”. Si se utilizan platos en su base, debe controlarse el acceso de agua luego de una regada

• Las especies vegetales pueden ser árboles de tercera magnitud (como la lagestroemia y los cítricos); arbustos y herbáceas (Osmanthus fragrans, jazmín del Cabo, etc.); trepadoras (preferentemente con perfume, como jazmín de leche y madreselva); flores: es ideal trabajar con perennes y anuales (como geranios). Por último, aunque no menos importante, para el mantenimiento de las especies es necesario fertilizarlas periódicamente, cambiar macetas, realizar control sanitario, podas, fumigaciones, etc.