Te contamos cómo debe ser este material para que las plantas se desarrollen exitosamente. También, ejemplares recomendados y lo que nunca se debería usar. Por Lorena A. Bárbaro*
Los techos verdes son sistemas sustentables extensivos de poca profundidad, generalmente no accesibles y de bajo mantenimiento. Están conformados por varias capas sobre la cubierta del techo: la capa impermeable, la capa drenante, la capa filtrante, el sustrato y, finalmente, las plantas. Con respecto al sustrato, es posible decir que se requiere una capa de 8 a 15cm, aproximadamente.
El sustrato es un material sólido y poroso que sirve de anclaje a las raíces de la planta y aporta un adecuado reservorio de agua, nutrientes y oxígeno. Cada sistema de cultivo necesita de un sustrato particular, con adecuadas condiciones físicas y químicas que dependen del contenedor, del ambiente, del tipo de manejo y de la planta.
En este sentido, debe tenerse en cuenta que un techo verde sustentable es un sistema al aire libre, en el que el techo conforma el contenedor y, generalmente, las plantas utilizadas son las denominadas xerófitas. Estas tienen diferentes adaptaciones, según la especie, para regular el equilibrio hídrico, por lo cual, son de bajo requerimiento hídrico y nutricional. Algunas de las familias utilizadas son, por ejemplo, las Cactáceas, Portulacáceas, Euforbiáceas, Crasuláceas, Agaváceas y Dracenáceas.
Sobre la base de lo mencionado, se recomienda que el sustrato tenga un alto volumen de poros con aire y baja capacidad de retención de agua. En consecuencia, las partículas que componen el sustrato deberían estar comprendidas entre 1 a 16 mm, con un mayor porcentaje entre 1 a 5 mm. Otro factor para tener en cuenta es la densidad, la que no tendría que afectar la estructura edilicia, por lo cual debería ser baja, en lo posible, inferior a 140 kg m2.
En cuanto a la concentración de nutrientes, la indicación es que debe ser baja, y en caso de que las plantas lo requieran, el aporte nutricional se realiza mediante fertilizaciones cuyas dosis se establecen según la especie y la etapa del ciclo biológico en el que se encuentra la planta.
Además, teniendo en cuenta la vida útil que tendría que tener un techo verde, el sustrato debería ser estable en el tiempo; es decir, que no se descomponga rápidamente o se rompan sus partículas como consecuencia de las precipitaciones o el desarrollo de sus raíces.
En síntesis, el sustrato debería contener entre un 85 a 100 % de material mineral y hasta un 15 % de un material orgánico. Algunos de los componentes más usados son: piedra pómez, arcilla expandida, perlita expandida, vermiculita, cenizas volcánicas, arenas, zeolitas, residuos de construcción, turbas, compost diversos, entre otros.
Es importante destacar que no debe usarse suelo mineral debido a que tiene una alta capacidad de retener agua, la cual no está disponible en su totalidad, posee una alta densidad y puede obstruir tanto la capa filtrante como la capa drenante. Es un componente con muy bajo contenido de poros con aire, lo que dificultaría el desarrollo de las especies utilizadas para este sistema. Además, si no está desinfectado, es factible que contenga patógenos y malezas, que afectarían luego a las plantas.
* MSc. Ing. Agr. Lorena A. Bárbaro (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria).