Jardines urbanos

Algunas ideas para aumentar en forma virtual las dimensiones de los pequeños jardines y evitar las equivocaciones más comunes en la elección de la vegetación. Por Florencia Cesio

Tener un jardín en medio de una ciudad es, de alguna forma, un privilegio para aprovechar al máximo. Puede convertirse en un  lugar en el que sea posible sumergirse en lo verde, donde buscar serenidad; un ambiente al aire libre en el cual se realicen reuniones con la familia y los amigos; el espacio en el que los chicos jueguen y disfruten descifrando a la naturaleza, e incluso, en el que se haga realidad el sueño de una pequeña huerta.

Veamos, entonces, cuáles son los principales desafíos que se presentan al diseñar este tipo de sitios; por ejemplo, tratar de aumentar visualmente el  espacio y elegir de manera adecuada la vegetación.

Las paredes

Para ampliar el espacio cubierto de verde de los pequeños jardines se puede expandir el área de follaje aprovechando la dimensión  vertical. Es posible, para ello, cubrir las paredes y medianeras con trepadoras; al mismo tiempo, se evitará con esto la sensación de encierro.

Otra opción para valerse de la dimensión vertical es la utilización de las paredes para ubicar macetas a distintas alturas: directamente adosadas, colocadas por unidad a las mismas o ubicadas en grupo sobre estructuras resistentes a la intemperie. Allí se pueden tener, según la luz que reciban, plantas con flor,  plantas aromáticas o las versátiles suculentas que se adaptan a diversas condiciones y necesitan tan poco riego y cuidados.

En otro aspecto, las paredes que rodean a un jardín pequeño y sombrío pueden ayudar a brindar mayor luminosidad si se pintan de blanco o de colores muy claros. De esta manera, aunque el asoleamiento no sea directo reflejará luz extra sobre las plantas, beneficiándolas.

Cuestión de perspectiva

Una variable que puede ser utilizada para aumentar virtualmente el espacio se logra  “engañando” al ojo con distintas estrategias. Por ejemplo, utilizando el manejo de los follajes: su textura y los colores. Así, si hacia el fondo del terreno, se plantan especies de follaje leve y color grisáceo, se creará una falsa noción de lejanía, ya que a la distancia, estos se ven difusamente. Si a estas medidas, se  suma el uso de colores vibrantes y cálidos, cercanos al punto de vista más frecuente, el espacio se ampliará virtualmente  y de inmediato.

También se puede crear una falsa perspectiva con las líneas; por ejemplo, si se cuenta con un sector de césped rectangular, este puede angostarse en la parte más alejada y ensancharse en el otro extremo.

El tipo de vegetación

Si se quiere  plantar un árbol, la decisión debe ser muy estudiada y buscarse una especie acorde con las dimensiones del espacio, para que en el futuro no se constituya en un problema. Nunca hay que caer en la tentación de elegirlo por impulso. Deben ser pequeños, que no alcancen más de cuatro metros de altura, y de hojas caducas. Esto último es importante porque así, el ejemplar brindará sombra en verano, pero en el invierno, con la copa desnuda, dejará pasar la luz. Si se quieren evitar fundados reclamos de los vecinos, hay que plantarlos a tres metros de distancia de las medianeras.

En cuanto a los arbustos, hay que considerar que, cuando se habla de su diámetro final, este cuenta desde el nivel del suelo, a diferencia de los árboles, en los que la copa se despliega en altura y deja espacio libre y utilizable debajo de ella. Algunos (muchos) arbustos suelen ser de grandes dimensiones y crecen rápidamente, invadiendo el espacio de los jardines pequeños,  a tal punto que exigen frecuentes podas, que no todas las especies aceptan bien. El resultado suele ser una vista desagradable de grupos de arbustos  mutilados que difícilmente se extraigan.

La idea es elegir especies o variedades de dimensiones acotadas, de crecimiento no demasiado rápido y, dado el espacio reducido, que no tengan espinas que puedan crear problemas al rozarlas, en especial, si es un lugar donde juegan los niños o hay mascotas.

La intimidad

Algunas veces, los pequeños jardines urbanos están expuestos a la vista de los vecinos que habitan edificios linderos. Una forma de contrarrestar el efecto de la incomodidad que esto provoca es creando una pérgola que cubra de la vista en altura o, al menos, que genere la sensación de estar protegidos de las miradas y en el disfrute de la intimidad.