Abril 2019

ISSN 2346-9323

ECONOMÍA & VIVEROS | Auspicio de la Tecnicatura Universitaria en Jardinería - UBA

Jardines como refugio de biodiversidad

Conoce las diferentes acciones que pueden llevarse adelante dentro de un espacio verde para que aumente la diversidad y cantidad de fauna silvestre.  Por Gabriela Benito*

La permanencia y la continuidad de cada ecosistema dependen de la conservación de la biodiversidad que estos albergan, así como de las numerosas interacciones entre los seres vivos que habitan en esos ambientes. Los servicios ecosistémicos que aporta la biodiversidad no solo se perciben en el campo o en las áreas naturales: la jardinería es una intervención humana que puede, consciente o inconscientemente, favorecer la biodiversidad vegetal y animal.

El crecimiento de las ciudades y la fragmentación del ambiente natural dan mayor sentido a la función  de los espacios verdes urbanos a fin de lograr la conservación de la biodiversidad.

En las áreas urbanas, la naturaleza ayuda a regular la temperatura, limpia el aire y contribuye al secuestro del CO2, lo que la convierte en una herramienta útil para mitigar el cambio climático. La ciudad, a pesar de su artificialidad, dispone de una interesante diversidad de fauna silvestre, a veces poco aparente o apreciada. Es este uno de los mejores bioindicadores de la calidad medioambiental de la ciudad. En otro sentido, numerosos estudios científicos demuestran, además, que un mayor contacto con la biodiversidad contribuye a mejorar la salud de los habitantes de los centros urbanos.

Las nuevas tendencias en el diseño del jardín deberían ser vistas como una cuestión de sentido común. Enriquecer la vida en los ambientes urbanos multiplica la diversidad estructural que brinda sostén a la población animal y asegura la biodiversidad; es decir que uno de los caminos para mantenerla es la conservación y el incremento del verde urbano. El soporte básico de los invertebrados y vertebrados, artrópodos y aves que viven en la ciudad son los jardines, los espacios verdes y las reservas urbanas, así como el arbolado urbano, los lugares de cría, nidación y también de alimento.

La mirada debe ir dirigida, principalmente, a las plantas que mejor se adaptan a nuestro espacio y su entorno, las que se desarrollan con facilidad, lo que no significa que solo deba limitarse a las nativas. El criterio que debe prevalecer tiene que ver con comunidades de plantas que  conecten con la naturaleza, cumpliendo objetivos, como favorecer la biodiversidad, al convertirse en hábitat de otras especies.

La aplicación de estrategias en el diseño y mantenimiento del jardín permite el  disfrute de la naturaleza en los ambientes domésticos, al mismo tiempo que representa una contribución a la conservación de la biodiversidad.

Algunas de las acciones que deben aplicarse:

  • El uso de plantas propias del sitio, las plantas originarias de la ecorregión, se sostiene como sinónimo de menor mantenimiento, además de tener una amplia red de interacciones con la fauna local (mariposas que se alimentarán y polinizarán sus flores, aves que consumirán sus frutos y dispersarán sus semillas). De todos modos, la mayor biodiversidad y la presencia de fauna asociada se lograrán con la inclusión de especies adaptadas al sitio, no solamente de las nativas1. Sí, es norma evitar plantas exóticas invasoras, sobre todo no emplear aquellas especies que están generando problemas ambientales o que potencialmente puedan provocarlos más allá del jardín.

  • Incluir especies ornamentales y silvestres, plantas ricas en néctar y aromáticas, que atraerán una gran diversidad de abejas, mariposas y otros insectos. Si además se dejan algunas zonas del jardín sin atender, tendrán también disponibles flores silvestres y algunas plantas nutricias. Un buen conocimiento de la flora disponible permite el uso de ciclos de floración más largos, en miras de garantizar una mayor fuente de alimento para invertebrados; asimismo, como en todo ecosistema en equilibrio, a mayor diversidad, mayor resiliencia. Un jardín no es un paisaje que se mira, sino un proceso dinámico que siempre está cambiando.

  • Un recurso importante para la fauna que se desee atraer es permitir la existencia de restos orgánicos; junto con las bacterias y los hongos (encargados de la descomposición de la materia orgánica). En la hojarasca, por ejemplo, encuentran también refugio una gran diversidad de invertebrados, algunos tan útiles como las lombrices (arados biológicos del suelo), ya que aumentan su porosidad, capacidad de infiltración, descomposición de la materia orgánica, y aceleran el reciclado de nutrientes. Estas lombrices serán, además, un alimento muy apreciado por algunas de las aves que visiten el jardín. La naturaleza no deja energía no transformable ni elementos que no se reciclen en un ecosistema, no mantiene estructuras ni componentes “ociosos” o que no sean integrantes de los ciclos.

  • Incluir espacios con presencia de agua, incluso, pequeños estanques, favorecen la abundancia de fauna. El aporte de alimento y refugio en invierno, cuando escasean, será agradecido por las aves. Hay muchos tipos de comederos en los que se pueden aportar semillas, frutos secos, fruta dulce, que además se convierten en objetos de diseño muy apreciados.

  • Limitar los solados artificiales: la proporción de suelo permeable en el jardín es un buen indicador de su valor para la biodiversidad; es importante dimensionar la superficie de pavimentos artificiales a las necesidades reales, también para permitir la función filtrante del suelo.

  • Mejorar la huella ecológica del jardín con un uso eficiente del agua, reducir el empleo de productos químicos y maquinaria, y, muy especialmente, generar ecosistemas que aporten valor a la vida salvaje, deben ser las bases de toda intervención, cualquiera sea la escala.

1 Enhancing gardens as habitats for flowervisiting aerial insects (pollinators): should we plant native or exotic species?, Andrew Salisbury, James Armitage, Helen Bostock, Joe Perry,  Mark Tatchell,  Ken Thompson. Journal of Applied Ecology, 2015.

 

* Ing. Agr. Gabriela Benito, docente de la Tecnicatura en Jardinería de la UBA.

 

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